Cuidado y limpieza de las lentes de contacto

La correcta limpieza de las lentes de contacto es uno de los factores más importantes para evitar infecciones oculares, en ocasiones, severas. Una rutina de limpieza eficiente puede prevenir enfermedades, como por ejemplo, queratitis o úlceras corneales que si no se tratan pueden llegar a comprometer la visión a largo plazo.

Existen muchas soluciones de limpieza para limpiar y desinfectar la lentilla, deja que tu

óptico-optometrista te asesore sobre cual es el más indicado para tu tipo de lente. Una elección incorrecta de la solución puede alterar la superficie de la córnea y hacer que la lentilla no se sienta cómoda.

Otro factor a tener en cuenta es el uso y cuidado del estuche portalentes. Un estuche en malas condiciones higiénicas puede provocar que la lente de contacto se contamine y con ello contribuir a la aparición de complicaciones oculares.

El hábito para una limpieza y mantenimiento correcto de las lentes de contacto es el siguiente:

- Lavar siempre bien las manos con jabón antes de manipular las lentillas y secarlas con una toalla que no suelte pelusa para no ensuciarlas.

- Llenar cada uno de los depósitos del estuche portalentes con solución de limpieza nueva (nunca reutilizar) asegurándose que la punta del frasco no toca ninguna superficie.

- Retirar la lentilla del ojo haciendo pinza con las yemas de los dedos y colocarla sobre la palma de la mano, aplicar unas gotas de solución desinfectante sobre la lente de contacto y frotar cuidadosamente.

- Enjuagar completamente la lente de contacto y depositarla en el receptáculo correspondiente del estuche.

- Realizar la misma rutina con la lentilla del otro ojo, cerrar el estuche y dejarlas el tiempo necesario para su desinfección.

-Tras la limpieza tirar el líquido usado del estuche portalentes, frotar con los dedos los dos depósitos y aclararlos utilizando en ambos casos solución de limpieza nueva, dejar tumbado y abierto para que se seque.

No limpiar nunca el estuche con agua corriente y reemplazarlo cuando sea necesario.

Además de estos hábitos, recordar que el líquido de limpieza se ha de mantener bien cerrado y no traspasarse a botellas más pequeñas ya que perdería su esterilidad, existen envases de viaje para estos casos.

Las lentes de contacto de reemplazo mensual nunca deben usarse más de 30 días. También las soluciones de limpieza tienen una fecha de caducidad una vez abierto el envase tal como indica en las instrucciónes que la acompañan, reemplazar tanto la solución como el estuche cuando sea necesario.

Visita a tu óptico-optometrista al menos una vez al año para hacer un exámen oftalmológico y comprobar que la lentes y la prescripción sean las correctas.